En una recondita habitación de su hogar el Santo Rabino Yehuda Löw ben Becalel, (1512 - 1609) tambien llamado Rabí Juda León el Majaral, el más venerado maestro y rabí, gracias a su maestría en el Talmud, La Kabbalah, la astrología, astronomía, la filosofía y las ciencias naturales, había desentrañado y redescubierto el Misterio de los Misterios, y en consecuencia, alcanzado la cumbre del poder humano. Permutando una y otra vez las letras del alfabeto hebreo de acuerdo a la ciencia kabbalística, encontró La Palabra, la palabra divina, creadora, el sagrado e inefable Nombre Secreto de Dios. Conservó dicho secreto, valga la redundancia, en secreto. Solo cuando el ghetto estuvo amenazado por los cristianos, se animó a hacer uso de dicho poder mediante la construcción de un sirviente artificial, un esclavo, un robot, un troll, llamele usted como guste. El hecho es que era un muñeco de barro, pero no de cualquier barro, sino del precioso barro del amado rio Moldáu. Remedo de vida le dió, poniéndole un papelito con el divino nombre, bajo la lengua según unos; según otros escribiendo la palabra Vida en hebreo en la frente de la cosa, pues eso mismo es lo que era, una cosa.
Púsole por nombre Joselet o Joselés, me da igual; algo así como Joselito. Joselito el Gólem, como se le decía también en la lengua de Abraham, significando cosa inacabada, cumplió a cabalidad la misión encomendada, a saber, mantener aterrorizados a los cristianos que se acercaran al ghetto, regularmente por las noches. Fuera de eso, Joselito pasaba los dias como muchacho mandado de los vecinos, barriendo las calles, acarreando agua, haciendo mil servicios; pero especialmente se dedicaba a trabajar en la sinagoga. El Santo Rabino Löw lo desconectaba todos los viernes al caer el sol, al inicio del Sabbath, sacándole de la boca el papelito. Pero un dia entre los dias olvidó hacerlo y se desencadenó la tragedia. Joselito enloqueció (no se sabe como, pues no tenia conciencia y no es de mi incumbencia averiguarlo) causando grandes estragos por toda la judería, rompiendo vajillas, matando pollos y deforestando traspatios, y hacía todo eso en medio de un silencio aterrador, recordemos que era mudo. La bulla que escuchais proviene de los aterrorizados judíos. Avisado el Majaral como andaba la cosa, si, La Cosa, no le quedo de otra que suspender el Sabbath (apenas había empezado el ceremonial, o sea, que se podía). Acudieron todos y no sin mucho esfuerzo y con gran pena, lograron dominar aquel engendro, troll, robot, sirviente o gólem, llamado Joselito, Joselet o Joselés.
Y la manera fue, según la versión de algunos, que su creador le introdujo los dedos en la boca para extraerle el papelito con la sagrada letra, o que este le borró la palabra vida de la frente, escribiendole la palabra muerte, segun la de otros. Prefiero la primera. Desplomose Joselet en medio del alivio y las imprecaciones de los presentes, procediéndose a llevarlo entre todos a la Sinagoga (¿A donde mas si nó?) en donde fue depositado en el ático, con la prohibición por parte del Santo Rabino Löw, bajo terribles anatemas, de volver a abrir las puertas de ese lugar. Y así ha sido (según unos) y allí ha quedado tieso hasta el día entre los días que sabemos es hoy.
Dr. Gnomegang
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